MERCEDES CASTRO DÍAZ
Nació en Ferrol (A Coruña) en 1972.
Trabajó como editora y es licenciada en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid.
Obtuvo muchos premios en certámenes literarios; destacando el Certamen Internacional de Relatos Hernán Cortés de Salamanca, el de Poesía de la FNAC o el Premio Contradiction de Literatura Personal.
En 2008 publicó su primera novela, titulada "Y punto", fruto de nueve años de trabajo y alabada por la crítica y distinguida como mejor ópera prima en castellano por el Festival Chambéry (Francia). Dos años más tarde publicaría "Mantis" (novela de intriga psicológica).
Su primera obra publicada(2001) fue el poemario "La niña en rebajas".
Este pequeño poemario cayó por casualidad entre mis manos cuando recorría la sección de poesía y lo cogí de la estanteria abriéndolo por una página al azar (ya no lo solté hasta que lo terminé).
Un libro corto que se lee en menos de una horita y te deja un sabor a atardecer. Un poemario que devoré y me dió una gran sorpresa, fue como disfrutar de un postre único o una puesta de sol.
Me gustó lo que contaba y sobre todo cómo está escrito. Un descubriemiento muy grato.
Los versos que más me gustaron:
"¿No tienes a nadie que te cuide
por dentro?"
"Y estoy viva,
soy oleaje al andar".
"No soy gris, soy azul".
"Sólo soy una gallega sin mar
nadando en un agujero".
"No importa.
Yo
tengo quien me escuche".
"Pero el tiempo
pasa,
cada vez más,
y yo lo dudo".
"Vale mucho la niña,
con sus poemas y sus libros
y su melancolía y su deseo.
Y sus suspensos.
Lástima que no se haga de querer sola".
Los poemas que más me han gustado:
POEMA PARA LA DISTANCIA
Vivimos pegados al teléfono,
robando para las llamadas,
manejando kilómetros, distancias,
cantidades de amor y de palabras.
Nuestra vida es imaginar
los ojos, las manos,
un qué llevará puesto hoy,
un hará frío cuando salga
por la mañana.
Un teléfono,
parar en un estanco,
comprar sellos,
abrazar a los buzones,
empaquetar sentimientos.
Salir y no buscar.
Hablar y no pensar.
Tener, y tener lejos.
Y jugamos con el tiempo
y añoramos la lluvia,
las peleas, la fuente,
aburrirnos juntos en invierno,
volver.
Volver siempre.
Y rezar, y desear
que tú estés allí,
que sigas esperando,
que no te hayas cansado
del juego.
POEMA DE ESCAPE (O FUGA)
A veces se me van
las ganas de vivir.
Pero dile a mi madre
que no se escandalice,
nunca se me van del todo.
POEMA REBELDE
Iracunda,
si lluevo a mares
sobre mis pies,
es asunto mío.
Enteraos.
POEMA EN RECUERDO DEL APRENDIZAJE FORZOSO
Cuando era más pequeña
todo iba bien,
o al menos eso parecía
según mis recuerdos.
La verdad,
en días como hoy me pregunto
para qué habré crecido.
POEMA RECLAMO
Parece ser
que comer bien
es estar sano.
Por eso no se pueden derramar
lágrimas
de agua mineral.
Ni siquiera sé escribir
lo que siento.
Y estoy mal,
acorralada y bien cebada,
como el animal condenado
listo para el matadero.
Es bueno ser querida,
pero a veces,
cuando os llamo,
siento como si os debiera algo.
Y no sé si está bien o mal.
Soy delicada.
Deberíais saberlo.
Lo sabéis.
Pero tampoco puedo pediros
que tengáis más consideración
conmigo
de la que es normal
en este mundo.
Aunque sea yo.
CUESTIÓN DE GUSTO
Sí,
a veces hay que escupir
para quitarse un mal sabor
de la boca.
No es malo gritar para combatir,
pero sólo de vez en cuando
y, por supuesto,
una maldición a tiempo desahoga bastante
y libera de tensiones.
Yo lo hago
casi todos los días.
Entonces
quién me dice a mí
que escupir, gritar, combatir,
además de ser de mala educación
no son poéticos.
Obviamente
ni todos los días hace Sol,
ni todos los poetas son acomodados,
ni todos los poemas
bien educados.
GENERACIONES
Que no me guíen,
que no me ilumine nadie,
que prefiero estar sólo sola
y ser yo.
Que no soy ninguna generación,
que no soy un grano de arena
del montón.
Que soy yo.
Desconocida,
pero yo.
Gritando,
pero yo.
Nadie.
Pero yo.
FELICIDAD
A veces escribo de puta madre.
Y estoy contenta de mí misma
por hacerlo,
por volver a leer lo escrito
y que me guste.
A veces creo que soy
como me gustaría ser.
Exactamente así.
A veces siento
que los que me quieren
me quieren de verdad,
por mí misma,
por mis defectos,
conociéndome
y aún queriéndome.
Y me lo creo todo
y soy feliz
algo así como tres
o cuatro minutos.
TENTATIVAS
Esto pasó al final,
o casi:
Estuve en casa
toda la vida,
por si llamabas.
Pero te olvidaste,
o no se te ocurrió.
POEMA DE LA CURACIÓN
Ya no me duele nada.
Nada me duele
cuando te miro,
y mira que lo siento,
pero sin dolor.
No se me alborota
el alma,
no se me escapan
suspiros,
ni me tiembla el pulso,
ni me revela el rubor.
Y siento pena,
una poca,
mi amigo,
cuando en tus ojos
veo
que no brillan
los míos.
Pero ya no me duele
nada
de tanto que me dolió
el adiós.
POEMA DEL FIN
Tanto como escribí
para que fuéramos
míticos,
y no somos nada
tú y yo.
Juntos no somos nada.
Somos cada uno
uno mismo.
Muy libres,
muy mayores.
Muy viejos.
Tanto como nos escribí...
Como una tonta enamorada
quería buscarte,
y proclamarte,
y agradecer tu amor.
Pero me oyen otros,
y no tú.
Mis poemas los aplauden
otros.
No tú.
Mis poemas son míos
ahora.
No tú.
Y yo escribo libre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario